Damos comienzo a una nueva Campaña, la número 56 de Manos Unidas, que propone recapitular la labor realizada desde 2007 hasta hoy y abrir nuevos caminos en la lucha contra la pobreza. Durante estos últimos ocho años hemos estado trabajando con la referencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que plasmaron los compromisos adquiridos, en septiembre de 2000, por la Asamblea General de Naciones Unidas en la Declaración del Milenio.
Los ODM trataban de concretar y, de alguna manera, simplificar el trabajo de la comunidad internacional a favor de la erradicación de la pobreza en sus distintas manifestaciones: hambre; analfabetismo; falta de acceso a los recursos, a la participación social y política, a la salud, a los medios de producción, a un medio natural no contaminado. Era el compromiso a favor de un desarrollo humano digno. Para eso, se definieron ocho objetivos con sus metas e indicadores de realización. El Objetivo número ocho reconocía, además, la necesidad de una alianza mundial global a favor de estos compromisos si se quería conseguir su cumplimiento.
Este año termina el plazo fijado por la ONU para su consecución. Es el momento de revisar qué logros hemos alcanzado y qué aspectos necesitamos mejorar en la lucha contra la pobreza. Nuestra revisión debe tener en cuenta la situación del mundo actual; debemos ser valientes al considerar las causas de las pobrezas y audaces para adoptar las medidas necesarias para erradicarlas.
“Luchamos contra la pobreza, ¿te apuntas?” es el lema de nuestra campaña. Con él, pretendemos contagiar nuestra esperanza y convicción de que es posible un mundo sin hambre, e invitar a ser constructores de un desarrollo social y cultural centrado en las personas.
La pregunta “¿Te apuntas?” es una propuesta a seguir construyendo un mundo más humano y digno. ¿Te apuntas a acercarte a los pobres y a caminar con ellos? Esta pregunta nos reta también a salir de las pobrezas del mundo desarrollado y acompañar a los más empobrecidos en su lucha por la justicia.
Luchamos contra la pobreza
Cuando hablamos de pobreza nos referimos, en primer lugar, a la carencia de derechos y bienes imprescindibles para la vida. Pero, si queremos llegar al fondo de la cuestión, debemos profundizar en aquellas miserias que son la causa de que falten esos medios básicos.
El papa Francisco, entre otras, habla de la miseria moral, que es el caldo de cultivo para las esclavitudes que acaban con el sentido de la vida, con la esperanza; esclavitudes muchas veces “originadas por condiciones sociales injustas, por falta de trabajo, de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud” [1]. De hecho, el actual modelo de vida excluye a los lentos y a los débiles o menos dotados. Nuestro trabajo debe ponerlos en primer lugar, y proponer formas de vida que cambien este modelo que genera exclusión [2]. Proponemos centrar la mirada y las manos en los que están solos: los niños de la calle, los sin techo, los refugiados, los pueblos indígenas, las viudas, los emigrantes, los enfermos; los que son víctimas de la trata de personas; las mujeres excluidas, maltratadas; las víctimas de la guerra o de persecuciones raciales, culturales o religiosas.
Vivimos en un mundo en el que la indiferencia se ha globalizado. Para transformarlo, debemos recuperar, desde la justicia y la caridad, el significado más profundo de la solidaridad expresado en la exhortación Evangelii gaudium, del papa Francisco [3]:
- Es más que un acto de generosidad, supone “crear una nueva mentalidad que piense en un “nosotros”, dando prioridad a la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.”
- Debe vivirse no como un afecto o mera comprensión de los problemas del otro, sino como expresión de la justicia: como la decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde.
- Nace espontáneamente en quien reconoce la función social de la propiedad y el destino universal de los bienes. Ante el clamor de pueblos enteros que viven en la miseria, ¿no deberemos, los más favorecidos, renunciar a algunos de nuestros derechos para poner, con mayor liberalidad, nuestros bienes al servicio de los demás?
- Es un compromiso, que es “atención amante” y que se inicia con una profunda preocupación por el pobre, a partir de la que deseamos buscar su propio bien. Esto implica valorar al pobre en su bondad propia, con su forma de ser, con su cultura.
Bajo este convencimiento, debemos proponer nuevas estrategias que sean capaces de despertar y canalizar el deseo que todos tenemos de construir un mundo justo y en paz.
Estas estrategias implican tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y promover el desarrollo integral de los pobres, como gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias concretas que encontramos cada día.
Como dice el papa Francisco, “no hablamos solo de asegurar a todos la comida, o un «decoroso sustento», sino de que tengan «prosperidad sin exceptuar bien alguno». Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida. El salario justo permite el acceso adecuado a los demás bienes que están destinados al uso común.”[4]
Cooperación al Desarrollo, socios locales y Manos Unidas
En Manos Unidas entendemos el desarrollo como un proceso solidario, duradero y sostenible; donde la persona es el centro; integral, que abarca todas las dimensiones de la persona: física, intelectual, social, cultural, espiritual; y abierto a la vida. Ese desarrollo es por el que cooperamos en cerca de 60 países, gracias a la amplísima red de socios locales con los que trabajamos. Socios que, día a día, luchan para sacar adelante proyectos que mejoran la calidad de vida de millones de personas.
Estos socios locales, o contrapartes, son los responsables de acompañar y alentar a quienes luchan por salir de la pobreza y disfrutar de una vida digna. Nuestros socios locales, con el apoyo del personal técnico de Manos Unidas son, a su vez, quienes gestionan los procesos de desarrollo. En ellos confiamos para conseguir la transformación de situaciones injustas y la mejora de la calidad de vida de quienes más sufren.
Este acompañamiento se hace desde distintos ámbitos y en colaboración con múltiples agentes sociales.
Manos Unidas educadora
En los últimos años hemos sido testigos de una transformación social que ha afectado al proceso educativo de niños y jóvenes.
Los cambios afectan al papel de los padres en la tarea educativa, a la organización de la escuela, al perfil de los alumnos, muchos de ellos inmigrantes, a la incorporación de las nuevas tecnologías… Todo ello ha supuesto un impulso para innovar nuestro modo de transmitir valores y de proponer cambios de conducta capaces de construir una sociedad mejor, que tenga en cuenta a los más pobres de los países más necesitados.
Así, en estos años hemos logrado que nuestra web facilite, además de materiales didácticos, cursos de educación on-line que capacitan a los profesores para incluir la educación para el desarrollo en su programación académica. Es conocida la figura de Súper Pepo, que llega a cada rincón de España; también hemos ido mejorando y adaptando nuestros “cuentos”, cuenta cuentos y exposiciones… Y hay que destacar, además, el Festival de Clipmetrajes, con el que premiamos el corto, de un minuto de duración, que mejor refleje un aspecto concreto de nuestro trabajo contra la pobreza.
Reconocemos el papel fundamental de la familia en la educación de los hijos y pedimos a los padres que establezcan relaciones constructivas, que enseñen a sus hijos a mirar a los que más dificultades tienen, que fomenten el respeto, el cariño, la conciencia de pertenecer a la familia humana, una familia en la que velamos los unos por los otros. Manos Unidas pone a disposición de las familias materiales educativos para ayudar a los padres en esta tarea, para que puedan dar a conocer a sus hijos la realidad del Sur y les transmitan los valores que contribuyen a acabar con la pobreza: la sobriedad, la generosidad, la igualdad, la justicia. [5]
Creemos que las instituciones educativas deben velar por una educación incluyente y respetuosa con el desarrollo integral de cada persona, facilitándola y profundizando en los valores fundamentales de una sociedad verdaderamente humana.
Manos Unidas crea una conciencia social
a través de los medios de comunicación
La sencillez y contundencia de nuestros mensajes que muestran la realidad de los países más pobres, es característica de nuestra organización. Nuestro reto ha sido intentar “despertar” a una sociedad obnubilada por los destellos del mundo desarrollado.
Hemos aprovechado con fuerza las nuevas tecnologías de la comunicación, lo cual nos ha permitido derribar fronteras e iniciar nuevas relaciones con la sociedad: ahora la gente no sólo quiere contribuir económicamente, sino que quiere compartir vivencias, opinar y sentir que son parte de esta misión. En este período destacamos la concesión del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2010 y la participación de la Presidenta de Manos Unidas en el Sínodo de África, en 2009, como consultora. Además, participamos en eventos de consolidada trayectoria como el concierto anual de Cadena 100.
El papel de los medios de comunicación en la vida social es indispensable. Es responsabilidad nuestra no dejar de atender a los medios para que incluyan en sus noticias la “agenda social de desarrollo y solidaridad”, devolviendo la voz a sus protagonistas, y denunciando las injusticias y la violación de derechos fundamentales.
Manos Unidas y nuestra colaboración con empresas
Otro sector social clave es el empresarial. Las empresas, cada vez más, consideran la Responsabilidad Social Corporativa como parte fundamental de su organización y, a pesar de las dificultades económicas, han seguido colaborando con causas solidarias. Además, muchas están impulsando el voluntariado y la participación en proyectos de desarrollo.
En la lucha contra la pobreza queremos ser capaces de denunciar las prácticas empresariales que impidan el desarrollo de los más pobres, como la explotación destructiva de los recursos, el control de los precios, los monopolios… También queremos proponer a las empresas un mayor compromiso por una sociedad más justa a partir de su responsabilidad social empresarial; contribuyendo, de este modo, a una cultura empresarial respetuosa con un desarrollo integral y sostenible.
Manos Unidas, responsable en la vida política
Manos Unidas nació como Campaña antes que como Institución. Y fue tal el éxito de su primera Campaña contra el Hambre en 1959 que, a partir de entonces, todos los años lanzamos una nueva. Además de estas Campañas, Manos Unidas participa en otras centradas en diversos temas que afectan a los más pobres, mediante el trabajo en redes nacionales e internacionales. Hemos llevado a cabo campañas con una gran relevancia como Gracias a ti, Desarrollo y justicia climática, África: cuestión debida, cuestión de vida, organizada con REDES, Efectos de la pobreza, Suma para restar, Deuda externa, deuda eterna, y en la actualidad, la campaña Una sola familia, alimentos para todos realizada con Caritas y apoyada por otras organizaciones católicas.
En el ámbito nacional, tomamos parte en las coordinadoras autonómicas y en la estatal. A nivel internacional, pertenecemos al Pontificio Consejo Cor Unum, a la Alianza Internacional de ONG Católicas de Desarrollo (CIDSE) y a la Confederación Europea de ONG para la Ayuda y el Desarrollo (CONCORD). Gracias a nuestra presencia en ellas, contamos con un espacio de reflexión, un trabajo conjunto y la posibilidad de incidir en el ámbito europeo en relación con temas clave de nuestra misión compartida.
La comunidad política tiene una grave responsabilidad en la lucha contra la pobreza. El destino de los pobres se decide en este ámbito y en el económico, y en un mundo interdependiente deben desarrollarse políticas solidarias entre países y denunciar a quienes lo impiden. A partir del trabajo realizado en torno a los ODM, y siendo testigos de sus resultados, consideramos necesario seguir participando en la Agenda Internacional para tener voz en los asuntos y las decisiones que tienen consecuencias directas en el desarrollo de los países en los que estamos presentes. Por ello, a partir de 2015, incorporaremos a nuestro trabajo los nuevos objetivos que la ONU ha propuesto: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que tendrán en cuenta los siguientes factores: conflictos y fragilidad; educación; sostenibilidad ambiental; gobernanza; crecimiento y empleo; salud; hambre; nutrición y seguridad alimentaria; desigualdades; energía y agua.
Las entidades públicas, que no se limitan a las que trabajan en cooperación al desarrollo, comparten con nosotros la misma misión de contribuir a la construcción de esa sociedad más justa y en paz que perseguimos. Son posibles instrumentos multiplicadores de nuestras acciones y son muchos los recursos que pueden poner a disposición de Manos Unidas para que desarrollemos nuestra misión. El primer trabajo de sensibilización en las instituciones públicas debería insistir en que el hambre y la pobreza no conocen fronteras, lo cual exige una labor constante con los gobiernos locales, autonómicos y nacionales. Una cuidada atención a los interlocutores ayudaría a tener presente el trabajo común. Así, informarles de los logros, acontecimientos de interés para el desempeño profesional, etc., puede ser útil para el cumplimiento de los objetivos que se persiguen.
Manos Unidas en la Iglesia
La preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad brota de nuestra “fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos”. Por esta fe perseveramos en la tarea de luchar por unas condiciones de vida dignas para muchas de las personas que viven en la tierra y por la esperanza de un mundo mejor.
Por eso, Manos Unidas quiere reforzar su presencia en las parroquias, lugar de referencia de los cristianos, donde recibimos el impulso para continuar con nuestra misión, y donde vamos creciendo en nuestro compromiso apostólico y en nuestra capacidad de evangelización.
Además, profundizando en nuestras raíces, la Unión Mundial Femenina de Organizaciones Católicas (UMOFC) nos ha ratificado como miembros de pleno derecho.
¿Qué podemos hacer los cristianos?
El papa Francisco insiste en que los cristianos vayamos a dar respuesta a los que están en las periferias. En este sentido “necesitamos la conversión en relación a los pobres. Tenemos que preocuparnos de ellos, ser sensibles a sus necesidades espirituales y materiales. (…) Tenemos que aprender a estar con los pobres. No nos llenemos la boca con hermosas palabras sobre los pobres. Acerquémonos a ellos, mirémosles a los ojos, escuchémosles. Los pobres son para nosotros una ocasión concreta de encontrar al mismo Cristo, de tocar su carne que sufre” [6].
Los laicos pueden encontrar en Manos Unidas una organización consolidada en la que se pueden integrar para ayudar a dar respuesta a este mandato evangélico.
Acabar con la pobreza es tarea de todos
La solidaridad es un principio irrenunciable del ser humano, que le empuja a trabajar por el bien común y el bien de los más necesitados. Con este impulso, que es el que mueve a Manos Unidas desde su nacimiento, seremos capaces de acabar con el hambre y la pobreza.
Por eso, convocamos a todas las personas a participar en nuestra misión. Cualquiera puede contribuir con esta causa común haciendo donaciones, dándose de alta como socio, siguiéndonos en las redes sociales, participando en las actividades de sensibilización…
Porque el problema del desarrollo no es una mera cuestión política o económica, sino que afecta a todo el ser humano, las soluciones que propongamos no pueden
depender sólo de mejoras económicas o políticas, sino que, incluyéndolas, deben fundamentarse en un modo de establecer relaciones que pongan en el centro la dignidad de cada persona y su valor trascendente.
Porque nos comprometemos a dirigir nuestra mirada hacia los pobres, a trabajar por ellos y con ellos, ¿asumes el compromiso de acabar con la pobreza?, ¿te
apuntas?
Departamento de Estudios y Documentación
de los Servicios Centrales de Manos Unidas
[1] Papa Francisco. Mensaje para la Cuaresma. Febrero de 2014.
[2] Papa Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium (27 noviembre 2013), 53.
[3] Papa Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium (27 noviembre 2013), 188, 189
[4] Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium (27 noviembre 2013), 192
[5] Papa Francisco. Mensaje para la Cuaresma. Febrero de 2014.
[6] Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium (27 noviembre 2013), 192