28 de octubre de 2015.- La Fundación vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI ha inaugurado esta mañana el V Congreso Internacional “La oración, fuerza que cambia el mundo”. Este Congreso, que por primera vez recala en España, tendrá lugar durante la jornada de hoy y mañana en la Universidad Francisco de Vitoria. Cuenta con la organización de la Fundación de la Santa Sede, la UFV y la Fundación V Centenario.
El Papa Francisco, en su catequesis semanal ha querido saludar desde Roma a los participantes del Congreso: «Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los participantes en el V Congreso de la Fundación Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, que se celebra en Madrid».
Apenas concluido el Año Jubilar Teresiano, la gran mística española acaparó todas las intervenciones de la sesión de bienvenida. El arzobispo de Madrid, Mons. D. Carlos Osoro Sierra, dijo que, en Santa Teresa de Jesús, «la oración es esperanza en acto y fuerza que cambia el mundo». Y explicó que, según Teresa, son dos las columnas que estructuran la vida humana: la libertad y la apertura o comunicación. La primera está muy relacionada con el amor. «Porque hay amores que hacen más ligera la vida y otros, en cambio, que la llenan de peso y de negrura». En cualquier caso, Osoro mantuvo que Teresa «planteó el seguimiento de Cristo en clave de liberación». Y, desde esa clave, la Santa se queja de los condicionamiento de su época por ser mujer.
La segunda columna de la vida es la comunicación, que la Santa de Ávila vivió tan profundamente y tan encarnada en la naturaleza. Contó D. Carlos que Teresa habla de cuatro grados de oración, simbolizados en las cuatro formas de regar la huerta: Con el agua del pozo, con la de la noria, con la del río o con la de la lluvia. Ésta última es la forma mejor, decía, «porque riega el Señor sin trabajo nuestro alguno». Encantada con la simbología del agua, Teresa palpita con el pasaje evangélico de la Samaritana y le pide continuamente a Dios que la sacie con esa misma agua.
A ejemplo de Teresa, Osoro concluyó que «en la Iglesia todo se hace a base de oración». De ahí que el Papa pida siempre a la gente que rece por él. Y de ahí que el arzobispo madrileño cerrase su intervención pidiendo que «recuperemos el arte de escuchar a Dios, al tiempo que dejamos espacio al silencio y al sosiego». Para poder experimentar que «la oración es realmente la fuerza que cambia el mundo».
Por su parte, el Presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, cardenal D. Ricardo Blázquez Pérez, glosó la figura de la santa de su pueblo y la del Papa que tuvo de profesor en Alemania, con el que coincidió en la Congregación para la Doctrina de la Fe y, después, como Sumo Pontífice.
El cardenal D. Ricardo Blázquez Pérez, arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, abrió el Congreso y expresó su gratitud al Papa emérito Benedicto XVI, subrayando tres momentos diferentes de su vida. “La primera vez que he conocido al Papa fue durante el entierro del cardenal Döpfner en Mónaco. Él era profesor de teología en Ratisbona. Mi formación teológica fue muy importante y agradezco al Profesor Ratzinger porque, a través de su teología, ha dado una contribución fundamental a la Iglesia”. “Le agradezco también porque como prefecto dirigió la Congregación para la Doctrina de la Fe. Nunca olvidaré su buen trato en los varios encuentros que tuvimos”.“Como Papa ha sido un regalo muy grande para la Iglesia. Muchas de sus homilías recuerdan las de los Padres de la Iglesia”.
Y tras recordar al Papa emérito, glosó someramente la figura de la Santa, «una mujer genial y una excelente amiga para el camino», y tuvo un recuerdo especial para su compañero de tantos años en Salamanca el teólogo Olegario González de Cardedal, el único español que recibió precisamente el Premio Ratzinger.
Por su parte, el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Renzo Fratini, se apoyó en los dos últimos Papas, Benedicto y Francisco, para asegurar que «la Iglesia sin oración se convierte en una ONG». De ahí que «el crecimiento de la Iglesia esté en la oración, que es cuestión de amor y esperanza en acto». “Lo que hace al hombre libre es la razón que llega hasta la Verdad, que es una persona, o sea Jesús Cristo”. “La oración significa esperanza que nos permite escuchar a Dios y hablar con Él”.
Ya ayer se celebró una Misa presidida por el arzobispo de Madrid, Mons. D. Carlos Osoro Sierra, así como un concierto de músicas místicas, en la catedral de la Almudena. En su homilía, se refirió al Salmo 125, «donde decíamos que el Señor ha estado grande con nosotros, y es una realidad». Como a santa Teresa de Jesús le gustaba decir: «nosotros no somos los que buscamos a Dios, es Dios quien nos busca a todos nosotros. Y ha estado grande con nosotros porque nos ha dado su vida, hemos conocido el rostro de Dios en Jesucristo, nuestro Señor; hemos conocido la vida de Dios, que nos ha sido regalada y entregada por el Bautismo, y hemos experimentado también lo que supone poner en acto esta vida de Dios en medio de esta historia y de este mundo», aseveró.
El presidente de la Fundación Joseph Ratzinger, Giuseppe Scotti, dio las gracias a los organizadores y a los periodistas e invitó a los presentes a una provechosa reflexión sobre la oración como fuerza que cambia el mundo.
Cerró el acto el provincial de Iberia de los carmelitas, Fray Miguel Márquez, para congratularse porque su Orden pudo ser coorganizadora del Congreso y para recordar que «Teresa es maestra de oración y patrimonio de la Humanidad». Y concluyó con este deseo tan carmelita: «¡Que la Santa nos contagie, nos engolosine y nos despierte la centellica del amor de Dios, para ser aprendices de lo esencial».
(Agencias / Iglesiaactualidad)