Intervención de D. Luis García Gutiérrez en el acto de presentación de la nueva edición del Leccionario de la Misa

SecretarioLiturgia

Rvdo. D. Luis García Gutiérrez
Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia

Madrid, 11 de noviembre de 2015

Voy a explicar brevemente cómo se ha desarrollado el trabajo del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia. Lo primero que quisiera decir es que, desde el punto de vista formal, la estructura del leccionario no ha cambiado. El documento que ha guiado los trabajos del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia es el Ordo Lectionum Missae en su segunda edición publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el año 1981.

Dicho con otras palabras, esto significa que las perícopas bíblicas no han cambiado. Por ejemplo, en el ciclo C que vamos a comenzar próximamente, la primera lectura del primer domingo de Adviento sigue siendo Jeremías 33, 14-16. La principal novedad de estos leccionarios radica, por lo tanto, en la versión bíblica, como se ha destacado reiteradamente esta mañana y en la novedad de la edición.

Así que podemos preguntarnos cuál ha sido el trabajo del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia. Al Secretariado le corresponde la tarea de «convertir» (si así se puede hablar) el texto bíblico en texto litúrgico plasmado en el leccionario. También hemos de decir que ha sido un trabajo «coral» con el editorial «Libros litúrgicos».

Este trabajo de conversión comienza con la selección del texto «en bruto» de las perícopas, tarea que llevó a cabo la editorial. A partir de ahí viene un trabajo minucioso, el trabajo delos detalles. Voy a destacar algunos:

  • la colocación de los incipit: no basta únicamente anteponer el consabido «en aquel tiempo» para comenzar las lecturas. Los incipit tienen por misión hacer más comprensible el texto, situándolo, en ocasiones, en un lugar o un tiempo, o mostrando el sujeto de la acción. Como señala la Ordenación de las lecturas de la Misa, se omite cuando en el mismo texto hay suficiente información de tiempo o de personas (cf. OLM 124). Por lo cual, se puede comprender que se hace necesaria una adecuación del incipit para cada perícopa en particular.
  • Otro aspecto que, en ocasiones, ha exigido un estudio en profundidad es el ajuste de las citas (lo que la Ordenación de las lecturas de la Misa llama «indicación del texto»). Aquí nos encontramos con un problema de base: mientras que el Ordo Lectionum Missae sigue la distribución de capítulos y versículos de la Neovulgata, la biblia de la Conferencia Episcopal Española, pese a nacer con un destino litúrgico, no lo hace; por el contrario sigue la distribución de capítulos y versículos de la Biblia hebrea o griega. Esto implica que tengamos que consultar dónde comienza realmente la selección de la lectura en la biblia latina para luego transponer su contenido a la biblia de la Conferencia Episcopal: no sirve copiar directamente los versículos directamente. Nosotros adoptamos el criterio de citar la Biblia de la Conferencia; por esta razón, en algunos casos la citación que aparece en los leccionarios que ahora se publican no coinciden en la citación del Ordo Leccionum Missae, pero lógicamente sí coinciden en el contenido. Es paradigmático a propósito de esto el libro de Esther: en él, muchos versículos que en la Neovulgata están en el cuerpo de libro, en la Biblia de la Conferencia Episcopal Española están en nota y sus divisiones en versículos se hace con letras.
  • También hemos encontrados desajustes dentro del propio Ordo Lectionum Missae pues, en algún caso, no cita la Neovulgata sino la Vulgata, y eso exigió también dedicar tiempo y esfuerzo hasta que nos dimos cuenta.
  • Otro aspecto importante en el leccionario para la comprensión e interpretación litúrgica del texto bíblico son los títulos. Ellos nos ayudan a captar el tema principal de la lectura y la relación entre las lecturas de una Misa. También ello exigió por nuestra parte un trabajo minucioso. Es necesario estudiar si el OLM toma unas palabras literales de la lectura y entonces también nosotros debemos buscar esa literalidad o, por el contrario, si sigue un criterio más libre, y entonces nosotros podemos aplicar el criterio de que el título esté únicamente inspirado en la lectura. Hay que hacer notar que una misma lectura que se repite idéntica en otro lugar no necesariamente va precedida del mismo título porque el contexto celebrativo condiciona el acento que se quiere destacar (según se trata de diversidad de los tiempos litúrgicos o fiestas concretas). Por ello no se pueden aplicar sin más los mismos títulos a lecturas idénticas.

Éste es en síntesis el trabajo que se ha llevado a cabo por parte del Secretariado.

Muchas gracias.

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