Reflexión para la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

El poder de la Verdad

Domingo 22 de noviembre de 2015

martinezcaminojuanantonio¿Qué sucedería si todos los bautizados pusiéramos de verdad nuestras vidas al servicio de Jesucristo? ¿Es que hay otra cosa por la que merezca la pena gastar la vida? No importa que lo que podamos hacer sea de poco valor, según los parámetros de la eficacia del mundo. Si nuestras vidas estuvieran consagradas a Él, la eficacia divina de nuestra existencia sería literalmente incalculable.

Todos los que habéis leído estos comentarios sabéis en qué consiste la consagración de la que hablo. El Evangelio del domingo nos lo recuerda.

El gobernador romano interroga a Jesús sobre la acusación que los judíos habían presentado contra él: «¿Eres rey, de verdad?» Pilato no lo podía creer. Jesús no lo parecía. Pero tampoco lo negaba: «Mi reino no es de este mundo». «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús confiesa entonces abiertamente que sí: «Soy rey»; y explica por qué: mi misión es «ser testigo de la verdad».

Miles y miles de mártires han muerto en el siglo XX aclamando a Cristo como rey. El mismo Jesús va a la muerte reconociendo su realeza. Tanto el Maestro como los discípulos no están hablando de ningún poder mundano. Se refieren al poder de la Verdad. Aceptan la muerte como servicio a la Verdad.

La Verdad ha de reinar en este mundo. Pero no es de este mundo. La clave de la verdad del mundo no se halla en las cosas temporales y pasajeras. Sin embargo, el mundo no tendría sentido ninguno sin su verdad.

El desprecio de la verdad es muy antiguo. La cínica respuesta de Pilato es emblemática: «Y ¿qué es la verdad?». Con la excusa de humildad intelectual o democrática, no se reconoce hoy más verdad que la meramente funcional de la técnica, de la sociología o de los cálculos políticos. Lo demás es tachado de fanatismo o totalitarismo. Pero, como no es verdadera, esa supuesta humildad es, en realidad, una gran debilidad moral que deja el campo abierto al poder de los más fuertes. Sin verdad, no hay libertad, ni solidaridad, ni amor.

El Reino de Cristo es el poder de la Verdad. En su Cruz y en su Resurrección hemos aprendido en qué consiste ese poder. No es ciertamente el poder pasajero de las armas, del dinero o de la fama. Es el poder del Amor infinito, aparentemente débil frente a la violencia a la que conduce el pecado; pero, en realidad, el único verdaderamente poderoso.

Los mártires y los santos son testigos de la fortaleza del poder de la Cruz. Gracias ellos, el mundo no está sometido al poder de la mentira. En la comunión de los santos, por el contrario, el Amor infinito reina ya en la tierra como en el Cielo. A esa comunión, en Cristo, nos consagramos con el mayor contento.

7eeb2-firma Juan Antonio Martínez Camino, S.J.
Obispo auxiliar de Madrid


Liturgia de la Palabra

Para profundizar con el Catecismo de la Iglesia Católica (CEC), según las indicaciones del Directorio homilético:

CEC 440, 446-451, 668-672, 783, 786, 908, 2105, 2628: Cristo, Señor y Rey
CEC 678-679, 1001, 1038-1041: Cristo, el juez
CEC 2816-2821: “Venga tu Reino”

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Ecce homo (Scala Santa de Roma)

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