5 de diciembre de 2015.- Este lunes, 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada Concepción, se canta el Tota Pulchra, en una celebración en la que, habitualmente, participan el Cabildo Catedral, el Ayuntamiento de la ciudad de Huesca y el claustro de profesores del I.E.S. Ramón y Cajal (heredero de la Universidad Sertoriana), instituciones que, desde el siglo XVI, han defendido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Esta tradicional ceremonia del Tota Pulchra tendrá lugar en la Catedral de Huesca este lunes, a las 7 de la tarde.
En el transcurso de la celebración, un coro y una orquesta compuesta por personas de diferentes agrupaciones, interpretarán cinco piezas musicales: el “Ave Maris Stella”, el salmo 97 “Cantad al señor un cántico nuevo”, de José Mª de Aso, maestro de Capilla de la santa Iglesia Catedral de Huesca, la antífona “Tota Pulchra es, María”, el canto gregoriano “Salve Regina Solemne” y “El Magnificat”.
Además, este año, al final de la ceremonia se leerá el auto sacramental: “Divina lucha alegórica para la noche de la Natividad de Cristo nuestro Señor”, en la Catedral de Huesca, por Jaime de Torres, el autor de Fray Jaime de Torres. El Cabido Catedral ha editado el nº 2 de la revista Documenta Cathedalitia Oscae, que, en esta ocasión, estudia la figura y la obra, precisamente, de Jaime de Torres.
Huesca ha sido una de las ciudades que más ha luchado por la proclamación y la celebración del privilegio de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. La relación entre la ciudad y dicha festividad data del siglo XIV, aunque una de las fechas más importantes es el 1564. Ese año, tras un nuevo brote de la peste, el Ayuntamiento y el Cabildo Catedral hicieron voto de defender el privilegio mariano, uniéndose a ellos la Universidad. De hecho, desde 2014, esta celebración está considerada como Bien de Interés Cultural Inmaterial, según la declaración aprobada el 22 de julio de 2014 por el Gobierno de Aragón.
Jaime de Torres
Jaime de Torres, nacido en Elche, aproximadamente en 1553, era al parecer de origen humilde, pero destacó ya de niño por sus cualidades intelectuales y por sus composiciones. Se hizo mercedario y acudió a la Universidad altoaragonesa como estudiante. Era un buen poeta y destacó en la ciudad de Sertorio como autor teatral, en una época de auge del teatro. Es uno de los primeros autores conocidos de autos sacramentales.
La estancia de Fray Jaime de Torres en Huesca discurre paralelamente al auge del convento mercedario. Era un estudiante con muchas cualidades, por medio del cual la orden cultivaba el favor de las jerarquías oscenses. Sus piezas teatrales surgieron a instancias del Deán de la Catedral, sin duda para que fueran representadas en la Iglesia mayor. Así lo certifica Torres en la dedicatoria a Juan de Olivito, Deán y Doctor en ambos derechos: “no se hicieron para otro fin, mas de hacer servicio al muy ilustre Cabildo y principalmente a Vuestra Merced”. Él mismo reconocía implícitamente su capacidad: “todas las demás artes y facultades poderse alcanzar.
(Diócesis de Huesca)