31 de diciembre de 2016.- A las 17 horas de esta tarde, en la Basílica Vaticana, el Santo Padre Francisco ha presidido las primeras Vísperas de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios a las cuales ha seguido la exposición del Santísimo Sacramento, el canto del tradicional himno Te Deum de acción de gracias al finalizar el año civil y la Bendición Eucarística.
Homilía del Santo Padre
[texto original: italiano – traducción oficial]
Breve síntesis de la homilía
[fuente: Radio Vaticana]
El Santo Padre Francisco centró su homilía en la figura del «Niño Dios en el pesebre» que se manifiesta en la vida del hombre de manera real y concreta. «Dios no se disfrazó de hombre, se hizo hombre y compartió en todo nuestra condición», dijo el Pontífice, añadiendo que lejos de «estar encerrado en un estado de idea o de esencia abstracta, quiso estar cerca de todos aquellos que se sienten perdidos, avergonzados, heridos, desahuciados, desconsolados o acorralados. Cercano a todos aquellos que en su carne llevan el peso de la lejanía y de la soledad, para que el pecado, la vergüenza, las heridas, el desconsuelo, la exclusión, no tengan la última palabra en la vida de sus hijos».
Al concluir sus palabras, el Santo Padre dirigió una mirada de aliento a las generaciones del futuro: «Mirar el pesebre nos desafía a ayudar a nuestros jóvenes para que no se dejen desilusionar frente a nuestras inmadureces y estimularlos a que sean capaces de soñar y de luchar por sus sueños, capaces de crecer y volverse padres de nuestro pueblo».