31 de diciembre de 2016.- Con el lema “Vivir la alegría del amor en la familia” se celebró ayer la festividad de la Sagrada Familia con una eucaristía en la parroquia burgalesa de Santo Domingo de Guzmán presidida por el arzobispo, Mons. D. Fidel Herráez Vegas. Los numerosos asistentes, familias y sacerdotes, celebraron y compartieron su fe vivenciada en el matrimonio y la familia. Animados por el coro de familias de Cardeñadijo, a lo largo de la celebración se fueron desgranando distintos aspectos del don de la familia, de sus gozos y esperanzas, de sus tristezas y amenazas, que fueron presentando miembros de distintos grupos, movimientos y realidades de nuestra iglesia burgalesa.
En su homilía, el arzobispo destacó a la familia como realidad básica de la sociedad, una garantía de la continuidad de la misma y de la promoción de sus miembros. Además de esa realidad humana, resaltó la dimensión de la fe: “La fuente de toda vida es Dios, que es familia, es Trinidad”. Y las familias son la concreción más cercana y visible de la familia trinitaria, porque Dios ha querido elevar a sacramento ese amor entre los esposos, por eso es tan grande y bello, aseguró.
En la ceremonia cobraron especial relevancia los matrimonios que a lo largo de 2016 celebraron sus bodas de plata, de oro o diamante, y muchos de ellos estuvieron presentes. El pastor de la diócesis les agradeció su testimonio de que el amor fiel y continuo es posible a pesar de las dificultades, porque toda realidad importante se adquiere y se vive con esfuerzo. Por otro lado, tuvo un cariñoso recuerdo para aquellos matrimonios que no han podido superar sus dificultades, y, sin juzgarlos, llamó a los presentes a unirse al dolor de los matrimonios que se rompen y en especial para sus hijos. Se continuó con un gesto de renovación de las promesas matrimoniales y en la acción de gracias y en la bendición final se invitó a un mayor compromiso para humanizar nuestro mundo y para evangelizar con valentía, pidiendo la intercesión de la Santa Familia de Nazaret.
A los matrimonios que celebraban su aniversario, y a las familias de la parroquia que habían bautizado a sus hijos durante el año se les entregó un pequeño icono de la Sagrada Familia o un Niño Jesús, y a la salida se repartieron caramelos.
Archidiócesis de Burgos