Audiencia general: La relación entre esperanza y oración

francisco_audiencia

18 de enero de 2017.– La audiencia general de esta mañana se ha celebrado a las 9.50 horas en el Aula Pablo VI donde el Santo Padre Francisco se ha reunido con grupos de peregrinos y fieles venidos de Italia y de todas las partes del mundo.

En el discurso en italiano el Papa, continuando con el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, ha centrado su meditación en el tema: “Jonás: esperanza y oración” (cfr Gn 1,4-5a.6).

Tras haber resumido su catequesis en distintos idiomas, el Santo Padre ha dirigido un saludo particular de los grupos de fieles presentes.

La audiencia general ha concluido con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.

Catequesis del Santo Padre
[texto original: italiano – traducción: Iglesiaactualidad]

Queridos hermanos y hermanas, buenos días.

En la Sagrado Escritura, entre los profetas de Israel, resalta una figura un poco anómala, un profeta que trata de escapar de la llamada del Señor rechazando ponerse al servicio del plan divino de salvación. Se trata del profeta Jonás, cuya historia se narra en un pequeño libro de cuatro capítulos, una suerte de parábola portadora de una gran lección, la de la misericordia de Dios que perdona.

Jonás  es un profeta “en salida” y ¡también un profeta en fuga! Es un profeta en salida que Dios envía “a la periferia”, en Nínive, para convertir a los habitantes de la gran ciudad. Pero Nínive, para un israelita como Jonás, representaba una realidad amenazante, el enemigo que ponía en peligro a la misma Jerusalén, y por lo tanto  había que destruirla,  no salvarla, ciertamente. Por lo tanto, cuando Dios manda a Jonás a predicar en esa ciudad, el profeta, que conoce la bondad del Señor y su deseo de perdonar, trata de escapar de su deber y huye.

Durante su fuga, el profeta entra en contacto con algunos paganos, los marineros de la nave en la que se había embarcado para alejarse de Dios y de su misión. Y se escapa muy lejos, porque Nínive estaba en la región de Irak y él va hacia España, se escapa en serio. Y es precisamente la conducta de estos hombres paganos, como será después el de los habitantes de Nínive, la que nos lleva a reflexionar sobre la esperanza que, ante el peligro y la muerte, se expresa en la oración.

De hecho, durante la travesía marina, estalla una terrible tormenta y Jonás baja a la bodega del barco echándose a dormir. En cambio los marineros, viéndose perdidos, «se pusieron a rezar, cada uno a su dios»: eran paganos (Jon 1,5). El capitán del barco despierta a Jonás diciéndole: «¿Qué  haces durmiendo? Levántate y reza a tu dios; quizá se ocupe ese dios de nosotros y no muramos» (Jon 1, 6).

La reacción de estos “paganos” es la reacción apropiada frente la muerte, frente al peligro; porque es entonces cuando el hombre experimenta completamente su fragilidad y su necesidad de salvación. El horror instintivo de  la  muerte revela la necesidad de esperar en el Dios de la vida. «Quizá se ocupe ese dios de nosotros y no muramos»: son las palabras de la esperanza que se convierte en oración, esa súplica llena de angustia que sube a la boca  del ser humano ante un peligro inminente de muerte.

Con demasiada facilidad despreciamos el dirigirnos a Dios en las necesidades como si fuera sólo una oración interesada, y por lo tanto imperfecta. Pero Dios conoce nuestra debilidad, sabe que nos acordamos de Él para pedirle ayuda, y con la sonrisa indulgente de un padre, Dios responde con benevolencia.

Cuando Jonás, reconociendo sus responsabilidades, se tira al agua para rescatar a sus compañeros de viaje, la tormenta se calma. La muerte al acecho empuja a rezar a aquellos paganos y hace que el profeta, a pesar de todo, viva su vocación de servicio a los demás aceptando  sacrificarse por ellos, y entonces  lleva a los supervivientes al reconocimiento del verdadero Señor y a la  alabanza. Los marineros, que habían rezado presos de miedo  a sus dioses, ahora, con temor sincero del Señor, reconocen al verdadero Dios, le ofrecen sacrificios y formulan  votos. La  esperanza, que los había llevado a rezar para no morir, se revela todavía más potente y desemboca en algo que va mucho más allá de lo que esperaban: no solamente no perecen en la tormenta, sino que se abren al reconocimiento del verdadero y único Señor del cielo y de la tierra.

Posteriormente, incluso los habitantes de Nínive, ante la perspectiva de ser destruidos, rezarán, impulsados por la esperanza en el perdón de Dios. Harán penitencia, invocarán al Señor y se convertirán, empezando por el rey, que, como el capitán del barco, da voz a la esperanza, diciendo: «Quién sabe si Dios cambiará […] y no nos destruirá!» (Jon 3,9). También para ellos, como para la tripulación en medio de  la tormenta, haberse enfrentado con  la muerte y salir  sanos y salvos los llevó  a la verdad –terminó el Papa-  Así, en virtud de la misericordia divina, y más aún a la luz del misterio pascual, la muerte puede llegar a ser, como fue para San Francisco de Asís, «nuestra hermana muerte» y representar para cada ser humano y para cada uno de nosotros, la increíble oportunidad de conocer la esperanza y de encontrar al Señor. ¡Que el Señor nos haga comprender esta relación entre oración y esperanza. La oración te lleva hacia adelante en la esperanza, y cuando la situación se vuelve más oscura, se necesita más oración! Y habrá más esperanza. Gracias.

Síntesis y saludo en español

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy el profeta Jonás nos invita a reflexionar sobre el vínculo entre esperanza y oración. Jonás es enviado a Nínive, ciudad enemiga de Israel y por tanto indigna de la misericordia de Dios, para predicar su conversión. Jonás no lo entiende y huye.

En el barco encontrará a unos paganos que al verse en peligro por una tempestad se ponen a rezar e invitan al profeta a unirse a ellos. Ante la muerte, el hombre reconoce su fragilidad y se abre a Dios con una oración llena de esperanza. Jonás asume su responsabilidad y se sacrifica para que los paganos se salven. En ellos se opera un milagro aún más grande: gracias a esta experiencia de muerte logran encontrar al Dios de la vida, transformándose su oración en una acción de gracias.

Más tarde, el rey de Nínive tras oír la predicación de Jonás, se confía a la misericordia y llama a todos a la oración y a la penitencia, salvando así la ciudad.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. En la oración, nuestra esperanza no se ve defraudada. En esta Semana de oración que hoy iniciamos pidamos insistentemente al Padre por la unidad de todos los cristianos. Que Dios los bendiga.

* * *

Por último, saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Hoy comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que este año nos hace reflexionar sobre el amor de Cristo, que apremia a la reconciliación. Queridos jóvenes, rezad para que todos los cristianos vuelvan a ser una sola familia; queridos enfermos, ofreced vuestros sufrimientos por la causa de la unidad de la Iglesia; y vosotros, queridos recién casados, haced experiencia de ese  amor gratuito, que es el de Dios por la humanidad.

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