Saludo al Santo Padre del Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida

VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD FRANCISCO A PANAMÁ PARA LA XXXIV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD [23-28 DE ENERO DE 2019]

Santa Misa para la Jornada Mundial de la Juventud

Saludo del
Cardenal Kevin Joseph Farrell
Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida

Santo Padre, 

Hemos llegado a la conclusión de la XXXIV (trigésimo cuarta) Jornada Mundial de la Juventud. Cientos de miles de jóvenes de todo el mundo respondieron a la llamada del sucesor de Pedro. Desde los lugares más recónditos del planeta han venido a Panamá y, como Maria, pronunciaron con fuerza y entusiasmo juvenil su “¡Aquí estoy!”

Sí, Santo Padre, este caminar juntos de la Iglesia con los jóvenes se ha hecho aún más evidente en estos últimos años en los que el camino de preparación de la JMJ ha coincidido en gran medida con el camino sinodal que ha tenido como tema: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Como se constata en el Documento Final de la última Asamblea del Sínodo de los Obispos (cf. nn. 16,142), la JMJ también en esta ocasión ha permitido a los jóvenes vivir una experiencia de comunión y de fe, que les ayudará sin duda a afrontar los grandes desafíos de la vida y a asumir con responsabilidad su lugar y su misión en la sociedad y en la comunidad eclesial. Para tantos jóvenes que están hoy ante usted, Santo Padre, y para tantos otros (aún más numerosos) que nos han acompañado en estos días a través de los medios de comunicación, la JMJ ha sido una experiencia de transfiguración, en la que han experimentado la belleza del rostro del Señor, y han hecho elecciones importantes en sus vidas. Los frutos más importantes de estas experiencias se verán más adelante en la vida cotidiana. Los mismos jóvenes que han dicho “¡Aquí estoy!”, dirán en sus propias comunidades eclesiales: “somos los siervos del Señor”. Y abiertos a la llamada que Dios tiene para cada uno de ellos, con María dirán: “hágase en mi según Tu Palabra”.

¡Gracias Santo Padre, por habernos guiado en esta peregrinación intercontinental! ¡Gracias por confirmarnos una vez más en la fe! ¡Gracias por ser ese servidor incansable que nos lleva a Jesús, fuente de nuestra alegría! Le pedimos, Santo Padre, que bendiga a estos jóvenes y los envíe como discípulos misionarios. Que, como María, lleven a Jesucristo a todos, especialmente a sus coetáneos y a los más necesitados, sin olvidar nunca a los ancianos, con los que compartirán sus sueños y visiones. Y junto a la Madre del Señor no nos cansaremos nunca de decir: “¡el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!” (Lc 1,49)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s