SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Antífona de entrada (Hb 10, 5. 7)
El Señor al entrar en el mundo dice: He aquí que vengo para hacer tu voluntad.
Monición de entrada
Hermanos y hermanas:
Celebramos hoy la solemnidad de la Anunciación del Señor, momento central de la Historia de la Salvación en que la Virgen María con su «sí» hace posible el designio de Dios. Llegada la plenitud de los tiempos, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, el Hijo de Dios se encarnó por obra del Espíritu Santo en las entrañas de la Virgen Madre. De esta forma, ha entrado en comunión con cada uno de nosotros, comprometiéndose con un amor indisoluble. Se manifiesta así la verdad expresada en el lema de la Jornada por la Vida, que hoy celebramos: «El amor cuida la vida». La Encarnación de Jesucristo nos revela la profundidad de este amor y nos impulsa a responder como María, acogiendo la vida con asombro y reconociendo la dignidad de cada persona.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usare las siguientes invocaciones:
- Tú, que te hiciste semejante a nosotros, excepto en el pecado: Señor, ten piedad.
- Tú, que al entrar en el mundo te ofreciste en sacrificio por nosotros: Cristo, ten piedad.
- Tú, el fruto bendito del vientre de María: Señor, ten piedad.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh, Dios,
has querido que tu Verbo
asumiera la verdad de la carne humana
en el seno de la Virgen María,
concédenos
que cuantos confesamos a nuestro Redentor Dios y hombre
merezcamos ser partícipes también
de su naturaleza divina.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
Monición al credo
Se dice Credo. Puede introducirse con la siguiente monición.
Al proclamar nuestra fe en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, expresamos nuestra adoración, arrodillándonos después de las palabras: «y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre».
A las palabras: Y por obra…, todos se arrodillan.
Oración de los fieles
Recordando, hermanos, el momento en que el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros, presentamos nuestras humildes súplicas por mediación de aquél que entró en el mundo ofreciéndose como víctima de salvación.
- Por la Iglesia, voz de los que no tienen voz: para que, fiel a su misión de iluminar las conciencias de los creyentes y de los hombres de buena voluntad, recuerde constantemente a todos que la vida humana es un don precioso de Dios. Roguemos al Señor.
- Por todos aquellos a los que aún no ha sido anunciado el Evangelio, para que Dios les envíe mensajeros de su Palabra. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos, los marginados y los que sufren por cualquier causa, para que reciban con esperanza el anuncio de la redención de sus sufrimientos en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes y legisladores de las naciones, para que reciban la luz del Espíritu Santo para impulsar leyes y políticas que construyan una sociedad que proteja, acoja y acompañe eficazmente a la vida, desde su inicio hasta su fin natural. Roguemos al Señor.
- Por todos y cada uno de los presentes, para que recibamos en nuestro corazón la palabra divina y, a ejemplo de María, la Virgen creyente, estemos siempre dispuestos a hacer su voluntad. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, amante de la Vida,
escucha la oración de tu Iglesia,
que contempla el misterio de la Encarnación de tu Hijo,
y atiende nuestras peticiones
por intercesión de la bienaventurada Virgen María.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que confirmes en nuestros corazones
los sacramentos de la verdadera fe,
para que cuantos confesamos al Hijo concebido por la Virgen,
Dios y hombre verdadero,
merezcamos llegar a la alegría eterna
por la fuerza de su resurrección salvadora.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición solemne
El Dios, bondad infinita,
que disipó las tinieblas del mundo
con la encarnación de su Hijo
y con su nacimiento glorioso
iluminó este día santo
aleje de vosotros las tinieblas del pecado
y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia. R/.
Quien encomendó al ángel anunciar a los pastores
la gran alegría del nacimiento del Salvador
os llene de gozo
y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio. R/.
Quien por la encarnación de su Hijo
reconcilló lo humano y lo divino
os conceda la paz a vosotros, amados de Dios,
y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo. R/.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R/.