Subsidio litúrgico para el Miércoles de Ceniza

Subsidio litúrgico
para la sede presidencial

MIÉRCOLES DE CENIZA

Día de ceniza e inicio de la muy sagrada Cuaresma: he aquí que vienen días de penitencia para la remisión de los pecados, para la salvación de las almas; he aquí el tiempo favorable, en el que se asciende a la montaña santa de la Pascua (elog. del Martirologio Romano).

Comenzamos hoy el ciclo pascual, con la Cuaresma que nos prepara a celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor y que después se prolongará cincuenta días hasta Pentecostés. En la Cuaresma nos preparamos para renovar nuestras promesas bautismales en la noche de la Vigilia pascual. Se nos llama a volver a andar lo que hemos desandado con nuestros pecados, practicando la penitencia, que se concreta en la oración, la limosna y el ayuno. Son unos días para convertirnos al Señor, celebrando de manera especial el sacramento de la reconciliación en donde, habiendo confesado nuestros pecados, recibimos la absolución de los mismos, quedando por ello reconciliados con la Iglesia y con Dios.

Color: morado.
Misal Romano: Antífonas y oraciones propias, se omite el acto penitencial, prefacio III o IV Cuaresma. No se puede decir la plegaria eucarística IV. Después del Evangelio y la homilía, se bendice e impone la ceniza, hecha de los ramos de olivo o de otros árboles, bendecidos el año precedente.
Leccionario: volumen II.
Hoy no se permiten otras celebraciones, excepto exequial.

Antífona de entrada (Cf. Sab 11, 23-24)

Te compadeces de todos, Señor, y no aborreces nada de lo que hiciste; pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan, y los perdonas, porque tú eres nuestro Dios y Señor.

Monición de entrada

Hermanos y hermanas, con esta celebración inauguramos la Cuaresma, tiempo especialmente propicio para escuchar la Palabra de Dios, y asimilarla en profundidad mediante la meditación y la oración.

Con la escucha de la Palabra de Dios, la oración, la limosna y el ayuno, nos preparamos para celebrar el momento cumbre del año cristiano: la Pascua del Señor: su pasión, muerte y resurrección; en la noche santa de la resurrección de Cristo renovaremos los compromisos de nuestro bautismo.

Por todo ello, la Cuaresma lleva consigo una llamada de Dios a la conversión: a reconocer nuestros pasos extraviados y orientar toda nuestra vida de acuerdo con la voluntad de Dios sobre nosotros.

Se omite el acto penitencial, ya que en esta celebración es sustituido por la imposición de la ceniza.

Oración colecta

Oremos.
Concédenos, Señor,
comenzar el combate cristiano con el ayuno santo,
para que, al luchar contra los enemigos espirituales,
seamos fortalecidos con la ayuda de la austeridad.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.

Bendición e imposición de la ceniza

Después de la homilía, el sacerdote, de pie, dice con las manos juntas:

Con actitud humilde oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, para que se digne bendecir con su gracia estas cenizas que vamos a imponer en nuestras cabezas en señal de penitencia.

Y, después de una breve oración en silencio, con las manos extendidas, dice una de las siguientes oraciones:


Oh, Dios, que te dejas vencer por el que se humilla
y encuentras agrado en quien expía sus pecados,
escucha benignamente nuestras súplicas
y derrama la gracia ✠ de tu bendición
sobre estos siervos tuyos que van a recibir la ceniza,
para que, fieles a las prácticas cuaresmales,
puedan llegar, con el corazón limpio,
a la celebración del Misterio pascual de tu Hijo.
El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

O bien:

Oh, Dios, que no quieres la muerte del pecador,
sino su arrepentimiento,
escucha con bondad nuestras súplicas
y dígnate bendecir ✠ esta ceniza
que vamos a imponer sobre nuestra cabeza;
y, porque sabemos que somos polvo y al polvo hemos de volver,
concédenos, por medio de las prácticas cuaresmales,
alcanzar el perdón de los pecados
y emprender una nueva vida
a imagen de tu Hijo resucitado.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

Y asperja con agua bendita las cenizas, sin decir nada. Seguidamente, el sacerdote impone la ceniza a todos los presentes que se acercan hasta él; a cada uno le dice:

Convertíos y creed en el Evangelio.

O bien:

Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás. 

Acabada la imposición de la ceniza, el sacerdote se lava las manos y prosigue con la oración universal u oración de los fieles, continuando la misa en la forma acostumbrada.

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. Él nos escucha en este tiempo de gracia; nos ayuda en este día de salvación.

  • Por la Iglesia, para que, escuchando la Palabra de Dios y perseverando en la oración, llegue a celebrar con sinceridad la Pascua. Roguemos al Señor.
  • Por los que sufren hambre, para que nuestro ayuno de este día les procure el alimento necesario. Roguemos al Señor.
  • Por los que viven sin fe, para que abran su corazón al don de Dios. Roguemos al Señor.
  • Por nosotros, que hemos recibido la ceniza, para que tomemos en serio la oración, la limosna y el ayuno, comprendiendo su sentido, y no echemos en saco roto la gracia de Dios. Roguemos al Señor.

Escucha propicio, Señor, nuestras súplicas
y perdona los pecados que confesamos ante ti,
para que podamos recibir de tu misericordia
el perdón y la paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión

Oremos.
Los sacramentos que hemos recibido
nos sean de ayuda, Señor,
para que nuestros ayunos sean gratos a tus ojos
y nos sirvan de medicina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre el pueblo

Antes de la despedida el sacerdote, extendiendo las manos dice:

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

El diácono o, en su defecto, el mismo sacerdote dice esta invitación:

Inclinaos para recibir la bendición.

Luego, el sacerdote, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la oración:

Oh, Dios, infunde propicio un espíritu de contrición
sobre los que se inclinan ante tu grandeza,
y merezcan conseguir misericordiosamente la recompensa
prometida a los que se arrepienten.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.

R/. Amén.


SUGERENCIAS DE CANTOS

Nota: Durante el tiempo de Cuaresma se permite el uso del órgano y de los demás instrumentos musicales solo para sostener el canto.

Canto de entrada: Ten piedad, Dios mío, dame tu perdón (CLN, 111);
o bien: Desde lo hondo (CLN, 529).

Imposición de las ceniza: Cambiemos nuestro vestido (MR, Ant. 1); Entre el atrio y el altar (MR, Ant. 2); Corrijamos aquello (MR, Responsorio).
o bien: Perdona a tu pueblo (CLN, 125); Llorando los pecados (CLN, 110).

Canto de comunión: Gustad y ved (CLN, 518);
o bien: Hombres nuevos (CLN, 718).

Antífona mariana: Sub tuum præsidium.

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