MISA
1. El formulario de la misa es propio para cada día.
2. No está permitida, sin excepción alguna, ninguna misa que no sea la propia del día (cf. OGMR, 355b). Para los primeros días de la Semana Santa se toma el prefacio de la Pasión II.
3. El Domingo de Ramos, el Jueves Santo y durante el Triduo pascual no se permiten las misas de difuntos, tampoco la exequial. Durante los primeros días de la Semana Santaa puede celebrarse la misa exequial (cf. OGMR, 380).
4. El color de las vestiduras litúrgicas es el morado o violeta para el Lunes, Martes, Miércoles y Sábado Santos; el rojo para el Domingo de Ramos y Viernes Santo; y el blanco para el Jueves Santo, la Vigilia pascual y el Domingo de Pascua (cf. OGMR, 346d.b.a.).
5. Hasta la Vigilia pascual no se dice Aleluya en ninguna celebración, incluido el Jueves Santo. En su lugar se canta el versículo que presenta el Leccionario (cf. OGMR, 62a.b.; NUALC, 28). El Jueves Santo, y a partir de la Vigilia pascual, se dice Gloria.
LITURGIA DE LAS HORAS
6. Todo se celebra tal como se describe en el propio del tiempo.
7. No se dice Aleluya en ninguna celebración hasta la Vigilia pascual.
CALENDARIOS PARTICULARES
8. No se permite ninguna celebración.
9. Las solemnidades se trasladan después de la Octava de Pascua, las fiestas y memorias de este año se omiten.
OTROS
10. Es sagrado el ayuno pascual de los dos primeros días del Triduo, en los cuales, según la antigua tradición, la Iglesia ayuna «porque el Esposo le ha sido arrebatado». El Viernes Santo de la Pasión del Señor hay que observar en todas partes el ayuno y la abstinencia, y se recomienda que se observe también durante el Sábado Santo, a fin de que la Iglesia pueda llegar con espíritu abierto a la alegría del Domingo de Resurrección (cf. PCFP, 39).
11. Las celebraciones de la primera parte del Triduo (Misa vespertina del Jueves Santo y celebraciones del Viernes y Sábado Santo durante el día) son intensamente sobrias; en cambio la Noche Santa de la Resurrección es una fiesta rebosante de alegría. El paso de la tristeza al gozo se expresa en la misma Vigilia Pascual, celebración del tránsito de Cristo, de su Muerte a su Resurrección. Que se haga este paso en la Liturgia es fundamental, para captar la realidad salvífica que se conmemora. La culminación del Triduo Pascual es la Vigilia Pascual en la que hacemos memoria sacramental de la Resurrección del Señor.
12. Para la celebración adecuada del Triduo Pascual se requiere un número conveniente de ministros y colaboradores, que han de ser instruidos cuidadosamente acerca de lo que han de hacer (PCFP, 41).
13. No se celebren los oficios del Triduo Pascual en aquellos lugares donde falte el número suficiente de participantes, ministros y cantores, y procúrese que los fieles se reúnan para participar en una iglesia más importante (PCFP, 43).
14. Los pastores no dejen de explicar a los fieles, en el mejor modo posible, el significado y la estructura de las celebraciones, preparándoles a una participación activa y fructuosa (PCFP, 41). 15.
15. Tiene una importancia especial en las celebraciones de la Semana Santa, y especialmente durante el Triduo Pascual, el canto del pueblo, de los ministros y del sacerdote celebrante, porque es concorde a la solemnidad de dichos días y, también, porque los textos adquieren toda su fuerza precisamente cuando son cantados (cf. PCFP, 42).
16. En la celebración del Matrimonio se advertirá a los esposos que tengan en cuenta la naturaleza peculiar de este Tiempo litúrgico. En ningún caso se celebrará el Matrimonio el Viernes Santo ni el Sábado Santo (cf. Ritual del Matrimonio, 32).