Reflexión para el II Domingo de Pascua

II DOMINGO DE PASCUA
o de la Divina Misericordia
(Ciclo A)

«DICHOSOS LOS QUE CREAN SIN HABER VISTO»

Luis GARCÍA GUTIÉRREZ
Director del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Liturgia

En la liturgia del II Domingo de Pascua se nos destacan, al mismo tiempo, dos aspectos igualmente importantes y complementarios: en primer lugar, encontramos el episodio del apóstol santo Tomás, ausente en la primera aparición del Resucitado y su respuesta de fe a los ocho días, ante la presencia reiterada del Señor; en segundo lugar, hay que tener en cuenta que hoy es el domingo «in albis», conclusión de la octava mistagógica de la Pascua de Resurrección.

Este Evangelio es una auténtica catequesis sobre los efectos de la Resurrección del Señor sobre la comunidad de los creyentes. En ella, encontramos aspectos tan importantes como la reunión de la Iglesia «el primer día de la semana», la presencia de Cristo en medio de ellos, el don de la Pascua que es el Espíritu Santo, la reunión reiterada «cada ocho días», la fe como encuentro con el Señor Resucitado. Aunque, por la situación actual que estamos viviendo, la comunidad no pueda reunirse, todo ello no pierde vigencia, sino que tiene un valor inmutable y por esa razón nos unimos espiritualmente a todos los hermanos en la fe y procuramos la comunión espiritual con el Señor sacramentado.

En este relato, como una pequeña perla, brilla la bienaventuranza que Jesús dirige a todos los que, en el mundo entero y a lo largo de la historia, le confesarán como su Señor y su Dios: «Dichosos los que crean sin haber visto». Este tiempo es muy apto para mostrar cuál es la realidad de la Iglesia: durante la cincuentena escucharemos en la primera lectura los ejemplos, avatares, alegrías y dificultades de la naciente comunidad cristiana. Hoy se proclama uno de los sumarios que muestra la vida de la comunidad con unas notas muy características: asidua en la enseñanza de los apóstoles, la fracción del pan y la oración; vida en unidad, actividad prodigiosa de los apóstoles y comunión de bienes; la conversión de muchos. No es una descripción sociológica sino teológica; es decir, estos datos significan la fijación de los criterios que son también hoy norma y guía de la Iglesia.

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