31 de mayo de 2020.- El laicado asociado sevillano y los grupos de Acción Católica se dieron cita ayer por la tarde en la Catedral de Sevilla para celebrar la vigilia diocesana de Pentecostés, que presidió el arzobispo Mons. D. Juan José Asenjo Pelegrina. Una ceremonia que ha registrado un aforo completo (dentro de las limitaciones impuestas por las normas de sanidad) y que ha podido seguirse a través de la retransmisión ofrecida desde las páginas web de la Catedral y la Archidiócesis.
En su homilía, el Arzobispo ha afirmado que “estamos viviendo meses de muchísimo sufrimiento y de estupor ante algo que antes no habíamos conocido ni esperábamos. A causa de la epidemia que nos ha cercado, muchos estamos sumidos en una situación psicológica y espiritual de temor, de infinita tristeza, de desesperanza, con miles de muertos, sin el consuelo y la cercanía de sus familiares, muchos de ellos ancianos que nos han legado su sudor y su trabajo para que tuviéramos una España mejor, con centenares de miles de enfermos, con el dolor de los trabajadores que se han quedado sin trabajo y no saben cómo van a sacar adelante a sus familias”.
Más adelante ha señalado que “el coronavirus ha puesto al descubierto nuestra vulnerabilidad y las falsas y superfluas seguridades con las que hemos construido nuestras agendas”. Ha pedido al Señor el cese de tanto sufrimiento y ha reiterado que “un ser microscópico nos ha despertado del sueño prometeico del progreso infinito y nos ha devuelto a nuestra realidad de criaturas limitadas e indigentes”. “La epidemia que estamos padeciendo -ha subrayado- es una llamada apremiante del Espíritu a la conversión, condición inexcusable para anunciar a Jesucristo. Sin cristianos convertidos no es posible la evangelización”.
En la parte final de su homilía, monseñor Asenjo ha recordado el ejemplo del venerable Miguel Mañara para destacar nuestra necesidad como cristianos de “servir a los pobres”, máxime en esta tesitura que estamos viviendo.
ARCHIDIÓCESIS DE SEVILLA