FRANCISCO, OBISPO, Siervo de los Siervos de Dios, al venerable hermano José Luis Retana Gozalo, hasta ahora Obispo Placentino en España, nombrado Obispo de cada una de las Diócesis Civitatense y Salmantina, unidas en la persona del obispo, salud y Bendición Apostólica.
Los que por el Bautismo son injertados en el Cuerpo de Cristo deben perfeccionarse en Él, en la plenitud de la reconciliación y la comunión, y tienen no sólo el deber sino también la responsabilidad de cuidar de la unidad que ante Dios y ante su juicio a ellos compete (cf. S. Juan Pablo II, Ut unum sint 6).
Pensando en el fomento de la unidad entre los fieles cristianos en la Iglesia Católica, dirigimos nuestra mente a la comunidad Civitatense, que hasta ahora ha sido moderada por el venerable hermano Cecilio Raúl Berzosa Martínez, y también a la comunidad Salamantina, cuyo último pastor ha sido el venerable hermano Carlos López Hernández, las cuales después de la renuncia de ambos han quedado desprovistas de pastor. Al mismo tiempo, fijamos nuestros ojos en ti, venerable hermano, que ya eres conocedor del ministerio episcopal y nos pareces apto para confiarte este nuevo peculiar ministerio.
Así pues, previa madura deliberación y oído el parecer de la Congregación para los Obispos, con la plenitud de nuestra Autoridad Apostólica, liberado del vínculo para con la Iglesia Placentina en España, te constituimos Obispo de cada una de las Diócesis Civitatense y Salmantina, otorgados los debidos derechos e impuestas las obligaciones inherentes. Por consiguiente, con el parecer de la mencionada Congregación, unimos entre sí, en la persona del obispo, las Iglesias Civitatense y Salmantina, decidiendo que tú seas el mismo y único obispo de ellas.
Queremos que del contenido de este decreto instruyas al clero y al pueblo de estas comunidades eclesiales, a los que invitamos de corazón a la estima, amor y diligente cooperación con el nuevo moderador de su vida espiritual. A ti, venerable hermano, te encomendamos al patrocinio de la bienaventurada Virgen María y te exhortamos que apacientes con prudencia al pueblo de Dios, manteniendo diligentemente el magisterio de la Madre Iglesia.
Dado en Roma, en Letrán, el día decimoquinto del mes de noviembre del año del Señor de dos mil veintiuno, noveno de Nuestro Pontificado.
Franco Piva, Protonotario Apostólico
