17 de mayo de 2022.- “Salir de uno mismo para anunciar con la vida el amor gratuito y salvífico de Dios por nosotros, llamados todos a ser hermanos”, es el testimonio que el Papa pide a los miembros de las Obras Misionales Pontificias (OMP) que desde, este lunes 16 y hasta el 23 de mayo, están reunidos en la ciudad francesa de Lyon, para una Asamblea general que tendrá en su centro la beatificación de Pauline Jaricot, fundadora de una de las cuatro obras misionales, la obra de la «Propagación de la Fe».
En su mensaje, a los participantes al encuentro, al que asisten unos 120 Directores Nacionales de la OMP en el mundo, Francisco recuerda todos los aniversarios que se enmarcan en la celebración del 400 años de la Congregación De Propaganda Fide, a la que las Obras Misionales están estrechamente vinculadas y que celebran su bicentenario en la ciudad que las vio nacer por el espíritu, entre otros, de Paulina Jaricot, así como el centenario de su elevación, junto con la Obra de la Santa Infancia y la Obra de San Pedro Apóstol, al rango de «Pontificia» el 3 de mayo de 1922, con el Motu Proprio del Papa Pío XI.
Esta serie de aniversarios, como afirma el Santo Padre, constatan la voluntad de apoyar y coordinar la difusión del Evangelio en tierras hasta ahora desconocidas, en un “impulso evangelizador” que “nunca se ha desvanecido en la Iglesia y sigue siendo su dinamismo fundamental”
“Por eso he querido que también en la renovada Curia romana el Dicasterio de la Evangelización asuma un papel especial para favorecer la conversión misionera de la Iglesia (Praedicate Evangelium, 2-3), que no es proselitismo, sino testimonio”- escribe el Pontífice. Vale destacar que en la Nueva Constitución Apostólica, dicho dicasterio tendrá a la cabeza como prefecto el mismo Sumo Pontífice.
En Lyon, su ciudad natal, Pauline Jaricot, quien hace 200 años, con apenas 23 años, “tuvo el valor de fundar una Obra para apoyar la actividad misionera de la Iglesia y de poner “en marcha el ‘Rosario Viviente’, una organización dedicada a la oración y al reparto de ofrendas, será beatificada el próximo domingo, 22 de mayo.
“De familia acomodada, murió en la pobreza: con su beatificación, la Iglesia atestigua que supo acumular tesoros en el cielo (cf. Mt 6,19), tesoros que nacen de la valentía del dar y revelan el secreto de la vida: sólo dando se posee, sólo perdiendo se encuentra (cf. Mc 8,35)”, enfatiza Francisco en su mensaje. Y recuerda que a Pauline Jaricot le gustaba decir “que la Iglesia es misionera por naturaleza y que, por tanto, todo bautizado tiene una misión; es más, es una misión”.
De allí, las palabras del Pontífice que reiteran que ayudar a vivir esta conciencia de ser como bautizados una misión es el principal servicio de las Obras Misionales Pontificias, un servicio que realizan con el Papa y en nombre del Papa. “Este vínculo de la OMP con el ministerio petrino – subraya el Santo Padre – establecido hace cien años, se traduce en un servicio concreto a los Obispos, a las Iglesias particulares, a todo el Pueblo de Dios”.
A la Asamblea general de la OMP, Francisco sugiere tres principios, comenzando por la conversión misionera. En este sentido, refiere que “Pauline Jaricot vio su existencia como una respuesta a la compasiva y tierna misericordia de Dios”, desde su juventud, incluso “a través de los sufrimientos que padeció, para encender la llama de su amor en cada hombre”. «Ahí está la fuente de la misión – afirma el Pontífice – en el ardor de una fe que no se satisface y que, por la conversión, se convierte en imitación día a día, para canalizar la misericordia de Dios por los caminos del mundo”.
“La bondad de la misión depende de la salida de uno mismo, del deseo de no centrar la vida en uno mismo, sino en Jesús, en Jesús que vino a servir y no a ser servido”, apunta el Papa.
Para el Sucesor de Pedro esa conversión misionera de entrega y servicio solo es posible a través de la oración “que es la primera forma de misión”: “No es casualidad que Pauline haya colocado la Obra de la Propagación de la Fe junto al Rosario Viviente, como para reiterar que la misión comienza con la oración y no puede realizarse sin ella”.
“Sí, porque es el Espíritu del Señor el que precede y capacita todas nuestras buenas obras: la primacía es siempre de su gracia. De lo contrario, la misión se convertiría en una carrera en vano”, enfatizó el Papa.
El tercer aspecto señalado por Francisco es el de la “concreción de la caridad”, algo que junto a la oración, Pauline Jaricot puso en acto con la colecta de ofrendas “a gran escala de forma creativa, acompañándola de información sobre la vida y las actividades de los misioneros”.
Francisco concluye su mensaje a la Asamblea General de las OMP con un llamado a que caminen tras las huellas de la gran mujer misionera, dejándose inspirar por su fe concreta, su valor audaz, su creatividad generosa.
En la apertura de la Asamblea General se escucharon las palabras introductorias de monseñor Giampietro Dal Toso, presidente de las Obras Misionales Pontificias, quien presidió la misa de apertura en latín, y donde tuvo lugar la lectura del mensaje del Papa Francisco. Las sesiones plenarias, donde intervendrán directivos y delegados de diversos países estarán alternadas con encuentros continentales y celebraciones eucarísticas. El domingo 22, el cardenal Luis Antonio Tagle presidirá la misa de beatificación de Pauline Jaricot, y el lunes 23, conclusión de los trabajos, tendrá lugar la Santa Misa de Acción de Gracias por la Beatificación de la Beata Paulina Jaricot presidida por Mons. Edwin Mulandu, Obispo de la Diócesis de Mpika (Zambia) y Director Nacional de las OMP del país.
VATICAN NEWS
Messaggio del Santo Padre
Cari fratelli e sorelle!
In questo anno speciale vi siete riuniti a Lione, città dove hanno avuto origine le Pontificie Opere Missionarie e dove si celebrerà la beatificazione di Pauline Jaricot, la fondatrice dell’Opera della Propagazione della Fede. Di essa ricorre il bicentenario, oltre che il centenario dall’elevazione, insieme all’Opera della Santa Infanzia e all’Opera di San Pietro Apostolo, al rango di “Pontificia”. A queste si aggiunse più tardi, sempre riconosciuta da Pio XII, la Pontificia Unione Missionaria, che celebra i 150 anni della nascita del fondatore, il Beato Paolo Manna.
Questi anniversari si inseriscono nella celebrazione dei 400 anni della Congregazione De Propaganda Fide, alla quale le Opere Missionarie sono strettamente legate e con la quale collaborano nel sostenere le Chiese nei territori affidati al Dicastero. Esso fu istituito per sostenere e coordinare la diffusione del Vangelo in terre fino ad allora sconosciute. Ma la spinta evangelizzatrice non è mai venuta meno nella Chiesa e rimane sempre il suo dinamismo fondamentale. Perciò ho voluto che anche nella rinnovata Curia romana il Dicastero dell’Evangelizzazione assuma un ruolo speciale al fine di favorire la conversione missionaria della Chiesa (Praedicate Evangelium, 2-3), che non è proselitismo,ma testimonianza: uscita da sé per annunciare con la vita l’amore gratuito e salvifico di Dio per noi, chiamati tutti a essere fratelli e sorelle.
Vi siete dunque dati appuntamento a Lione perché lì, 200 anni fa, una giovane di 23 anni, Pauline Marie Jaricot, ebbe il coraggio di fondare un’Opera per sostenere l’attività missionaria della Chiesa; qualche anno più tardi diede inizio al “Rosario Vivente”, un organismo dedito alla preghiera e alla condivisione delle offerte. Di famiglia benestante, ella morì in povertà: con la sua beatificazione la Chiesa attesta che ha saputo accumulare tesori in Cielo (cfr Mt 6,19), tesori che nascono dal coraggio del dono e rivelano il segreto della vita: solo donandola si possiede, solo perdendola si ritrova (cfr Mc 8,35).
Pauline Jaricot amava dire che la Chiesa è di sua natura missionaria (cfr Ad gentes, 2) e che quindi ogni battezzato ha una missione; anzi, è una missione. Aiutare a vivere questa consapevolezza è il primo servizio delle Pontificie Opere Missionarie, un servizio che esse compiono con il Papa e a nome del Papa. Questo legame delle POM con il ministero petrino, stabilito cent’anni fa, si traduce in servizio concreto ai Vescovi, alle Chiese particolari, a tutto il Popolo di Dio. Al contempo è vostro compito, secondo il Concilio (cfr Ad gentes, 38), aiutare i Vescovi ad aprire ogni Chiesa particolare agli orizzonti della Chiesa universale.
I giubilei che celebrate e la beatificazione di Pauline Jaricot mi offrono l’occasione di riproporvi tre aspetti che, grazie all’azione dello Spirito Santo, tanto hanno contribuito alla diffusione del Vangelo nella storia delle POM.
Prima di tutto la conversione missionaria: la bontà della missione dipende dal cammino di uscita da sé, dal desiderio di non centrare la vita su sé stessi, ma su Gesù, su Gesù venuto per servire e non per essere servito (cfr Mc 10,45). In questo senso Pauline Jaricot vedeva la sua esistenza come una risposta alla misericordia compassionevole e tenera di Dio: fin dalla giovinezza cercava l’identificazione con il suo Signore, anche mediante le sofferenze che attraversava, allo scopo di accendere la fiamma del suo amore in ogni uomo. Sta qui la sorgente della missione, nell’ardore di una fede che non si accontenta e che, attraverso la conversione, si fa di giorno in giorno imitazione, per incanalare la misericordia di Dio sulle strade del mondo.
Ma ciò è possibile – secondo aspetto – solo attraverso la preghiera, che è la prima forma di missione (cfr Messaggio alle Pontificie Opere Missionarie, 20 maggio 2020). Non a caso Pauline affiancò l’Opera della Propagazione della Fede al Rosario Vivente, quasi a ribadire che la missione comincia con la preghiera e non può realizzarsi senza di essa (cfr At 13,1-3). Sì, perché è lo Spirito del Signore che precede e permette ogni nostra opera buona: il primato è sempre della sua grazia. Altrimenti, la missione diventerebbe un correre invano.
Infine, la concretezza della carità: insieme alla rete di preghiera Pauline diede vita a una raccolta di offerte su vasta scala e in una forma creativa, accompagnandola con l’informazione sulla vita e le attività dei missionari. Gli oboli di tanta gente semplice furono provvidenziali per la storia delle missioni.
Cari fratelli e sorelle che componete l’Assemblea Generale delle POM, vi auguro di camminare nel solco tracciato da questa grande donna missionaria, lasciandovi ispirare dalla sua fede concreta, dal suo coraggio audace, dalla sua creatività generosa. Per intercessione della Vergine Maria, Stella dell’evangelizzazione, invoco su ciascuno di voi la benedizione del Signore e vi chiedo, per favore, di pregare per me.
Roma, San Giovanni in Laterano, 12 maggio 2022
FRANCESCO