Audiencia del Santo Padre a los miembros del “Santa Marta Group”

19 de mayo de 2022.– Entre las numerosas audiencias que el Papa Francisco ha mantenido en esta ajetreada jornada de actividad vaticana, esta mañana ha tenido lugar la de los participantes en la conferencia internacional del Grupo Santa Marta, que se celebra desde el 17 de mayo hasta hoy en la Pontificia Academia de Ciencias Sociales. El Grupo, creado en 2014, reúne a dirigentes de diversas organizaciones policiales, gubernamentales, civiles y religiosas que comparten conocimientos, experiencias y buenas prácticas para prevenir y combatir la trata de personas y las formas modernas de esclavitud. En su discurso, el Pontífice reiteró seguir asistiendo a las víctimas de este fenómeno en un proceso de curación y recuperación de la autoestima.

El Papa definió como «actividades criminales» las que operan en el complejo mecanismo de la trata de personas en el mundo – fenómeno que considera una verdadera «plaga»- y que «violan la dignidad y los derechos de hombres, mujeres y niños» con «efectos duraderos en las víctimas, en particular, y en la sociedad en general». A los que se dedican a intentar erradicar esta plaga el Pontífice dirige un vivo agradecimiento. Francisco recuerda cómo -en los años transcurridos desde su creación- el Grupo Santa Marta se ha dedicado a promover una comprensión cada vez mayor del alcance y la naturaleza de la trata de personas, reforzando la colaboración a nivel internacional, nacional y local para «encontrar formas eficaces» de combatirla. Por ello, espera que las víctimas reciban los cuidados necesarios, tanto físicos como espirituales.

«Por desgracia, las formas modernas de esclavitud siguen extendiéndose, incluso en las zonas más desarrolladas del mundo. Espero que la lucha contra la trata de personas también tenga más en cuenta una serie de realidades más amplias, como el uso responsable de la tecnología y las redes sociales y la necesidad de una visión ética renovada de la vida política, económica y social, centrada no en el beneficio sino en las personas», advierte el Santo Padre.

Es imprescindible -subraya el Papa- apoyar, acompañar y reintegrar a las víctimas de la trata de seres humanos en nuestras comunidades y ayudarlas en el proceso de curación y recuperación de su autoestima». El Pontífice no oculta, sin embargo, que la tarea es «verdaderamente ardua», por lo que asegura que hay que animarse a perseverar en la defensa de la dignidad que Dios ha dado a cada persona y en la defensa de los derechos humanos fundamentales. También añade que las víctimas de la trata de personas son olvidadas con demasiada frecuencia y no tienen voz.

«La Iglesia agradece siempre toda expresión de caridad fraterna y de atención a todos los esclavizados y explotados, porque así se hace visible la misericordia de Dios y se fortalece y renueva el tejido social. Una vez más, expreso mi gratitud por su compromiso y cooperación en esta área vital», enfatiza Francisco.

Con actividades en más de treinta países, el Grupo Santa Marta no pretende imponer una solución única a un problema complejo y transnacional, sino que busca identificar, inspirar e iniciar acciones. El objetivo de esta conferencia era reunir a los principales responsables de la toma de decisiones para reorientar y revitalizar las actividades a la luz del empeoramiento de la situación en todo el mundo, causado también por la persistencia de los conflictos y la inestabilidad en muchas regiones.

VATICAN NEWS

Discorso del Santo Padre

Eminenza,

cari Fratelli Vescovi,

cari amici,

porgo un cordiale benvenuto a tutti voi, che partecipate alla Conferenza Internazionale del Santa Marta Group, la quale riunisce i leader di varie forze dell’ordine, organizzazioni governative, civili e religiose per condividere competenze, esperienze e migliori pratiche al fine di prevenire e lottare contro la tratta di persone e le moderne forme di schiavitù. Vi ringrazio per l’impegno nel cercare di sradicare queste attività criminali, che violano la dignità e i diritti di uomini, donne e bambini, e lasciano effetti duraturi sulle singole vittime e sulla società in generale.

Negli anni successivi alla sua costituzione, il Santa Marta Group si è dedicato a promuovere una sempre maggiore comprensione della portata e della natura della tratta di esseri umani e a rafforzare la collaborazione a livello internazionale, nazionale e locale per trovare modi efficaci allo scopo di porre fine a questo flagello e far sì che le vittime ricevano le cure necessarie, sia a livello fisico sia spirituale.

Purtroppo continuano a diffondersi moderne forme di schiavitù, anche nelle aree più sviluppate del mondo. Spero che la lotta contro la tratta di esseri umani prenda in maggior considerazione anche una serie di realtà più ampie, come l’uso responsabile della tecnologia e dei social media e la necessità di una rinnovata visione etica della vita politica, economica e sociale, incentrata non sul profitto ma sulle persone.

A questo proposito, vorrei anche ricordare il bisogno essenziale di sostenere, accompagnare e reintegrare le vittime della tratta di esseri umani nelle nostre comunità e di assisterle nel processo di guarigione e di recupero della loro autostima. Sebbene il compito sia davvero arduo, vi incoraggio a perseverare nei vostri sforzi volti a sostenere la dignità conferita da Dio ad ogni persona e a difendere i diritti umani fondamentali di coloro che troppo spesso sono dimenticati e non hanno voce. La Chiesa è sempre grata per ogni espressione di carità fraterna e di cura mostrata a tutti coloro che sono stati schiavizzati e sfruttati, perché in questo modo la misericordia di Dio diventa visibile e il tessuto della società viene rafforzato e rinnovato.

Ancora una volta, esprimo la mia gratitudine per il vostro impegno e per la collaborazione in questo settore vitale. Vi porgo i miei migliori auguri per il vostro lavoro. Su di voi, sulle vostre famiglie e su tutti coloro che servite invoco la benedizione del Signore. E vi chiedo, per favore, di ricordarvi di pregare per me. Grazie.

Traduzione in lingua inglese

Your Eminence,

Dear Brother Bishops,

Dear Friends,

I offer a cordial welcome to all of you who are present for the International Conference of the Santa Marta Group, which brings together leaders of various law enforcement, government and civic and religious organizations to share their expertise, experience and best practices in the task of preventing and combatting human trafficking and modern forms of slavery. I thank you for your commitment in seeking to eradicate this criminal activity that violates the dignity and rights of men, women and children and leaves long-lasting effects upon individual victims and the broader society.

In the years since its establishment, the Santa Marta Group has devoted itself to fostering an ever greater understanding of the scope and nature of human trafficking and to strengthening cooperation on the international, national and local levels so that effective ways to end this scourge may be found and that its victims may receive needed care, both physically and spiritually.

Sadly, modern forms of slavery continue to spread, even within the most developed areas of our world. It is my hope that the fight against human trafficking will take into greater consideration a number of broader realities. These would include the responsible use of technology and social media, as well as the need for a renewed ethical vision of our political, economic and social life, one centred not on profit but on persons.

Here I would also mention the essential need to support, accompany and reintegrate the victims of human trafficking into our communities and assist them in the process of healing and the recovery of their self-esteem. Although the task is indeed daunting, I encourage you to persevere in your efforts to uphold the God-given dignity of every person and to defend the fundamental human rights of those who are all too often forgotten and have no voice. The Church remains grateful for every expression of fraternal charity and care shown to all who have been enslaved and exploited, for in this way, God’s loving mercy becomes visible and the fabric of society is strengthened and renewed.

Once again, I express my gratitude for your commitment and cooperation in this vital area, and I offer my prayerful best wishes for your work. Upon you and your families and upon all those whom you serve, I invoke the Lord’s blessings of wisdom and strength, and I ask you, please, to remember to pray for me. Thank you.

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