Santa Misa de la vigilia de Pentecostes en el Estadio Bentegodi

18 de mayo de 2024.- Por la tarde, al salir de la prisión de Montorio, el Santo Padre Francisco se ha dirigido al Obispado para visitar brevemente a la anciana madre del Obispo de Verona, S.E. Mons. Domenico Pompili.

Posteriormente el Papa se ha trasladao en coche al Estadio Bentegodi para la celebración de la Santa Misa de la Vigilia de Pentecostés.

Después de algunas vueltas en el papamóvil entre los aproximadamente 32.000 fieles presentes, a las 16.00 horas el Papa ha presidido la celebración eucarística. Tras la proclamación del Evangelio, el Papa ha pronunciado la homilía.

Al finalizar la Santa Misa, antes de la bendición final, S.E. Mons. Pompili ha dirigido unas palabras de agradecimiento al Santo Padre.

Luego el Papa Francisco, después de despedirse de las autoridades que le habían acogido a su llegada, ha partido en helicóptero desde la plaza adyacente al estadio Bentegodi para regresar al Vaticano a las 17.42 horas.

El Papa ha llegado al helipuerto vaticano a las 19.12 horas y se ha dirigido a Casa Santa Marta.

Ofrecemos a continuación la homilía que el Papa ha pronunciado durante la celebración:

Homilía del Santo Padre

Una vez el apóstol Pablo fue a una comunidad cristiana y preguntó: “¿Habéis recibido el Espíritu Santo?”. Y, ¿qué es lo que respondieron? “¿Qué es el Espíritu Santo?” (cf. Hch 19,1-2). No sabían qué cosa era el Espíritu Santo. Yo pienso que hoy, si yo pregunto en muchas comunidades cristianas qué es el Espíritu Santo, no sabrán cómo responder.

Una vez, en una Misa de niños –un día como este de Pentecostés, estaban 200 niños, más o menos– yo pregunté: “¿Quién es el Espíritu Santo?” Y los niños decían: “Yo, yo, yo”. Todos querían responder. Yo dije: “Tú” – “Es el paralítico”. Había escuchado “Paráclito” y él dijo paralítico. Y muchas veces, si yo pregunto, no digo que será la respuesta “el paralítico”, pero no sabemos quién es el Espíritu Santo.

Hermanos y hermanas, el Espíritu Santo es el protagonista de nuestra vida. Es el que nos lleva adelante, el que nos ayuda a ir adelante, que nos ayuda a desarrollar nuestra vida cristiana. El Espíritu Santo está dentro de nosotros. Estén atentos. Todos habíamos recibido por el Bautismo el Espíritu Santo y también con la Confirmación, mucho más. Pero yo escucho al Espíritu Santo que está dentro de mí. Yo escucho al Espíritu Santo que mueve al corazón, esto no lo hagas, esto sí. ¿Para mí no existe el Espíritu Santo?

Hoy celebramos la fiesta del día en la cual el Espíritu Santo vino. Pero piensen, los apóstoles estaban todos ahí, encerrados en el cenáculo. Tenían miedo. Las puertas cerradas. Y vino el Espíritu Santo y les cambió el corazón y salieron a predicar con valentía. Valentía: el Espíritu Santo nos da la valentía de vivir la vida cristiana. Y con esta valentía cambia nuestra vida.

Muchas veces nosotros vamos con los mismos pecados: «Pero Padre, quisiera cambiar de vida, que no sé cómo hacerlo». Escucha al Espíritu Santo, reza al Espíritu y será Él quien te cambie la vida. Confía en el Espíritu Santo. «Padre, yo tengo 90 años, ya no puedo cambiar». ¿Cuántos días de vida te quedan? Con solo el Espíritu Santo te puede cambiar la vida, te puede cambiar el corazón. El Espíritu es antes que nada, es el que nos cambia la vida. El Espíritu nos cambia la vida. Y esto es hermoso.

Segundo. Los apóstoles que estaban con tanto miedo, cuando recibieron al Espíritu Santo salieron adelante con valentía a predicar el Evangelio. El Espíritu Santo nos da valentía para vivir cristianamente. Muchas veces encontramos cristianos que son como el agua tibia, ni caliente ni fría. Les hace falta coraje. «Pero, Padre, ¿dónde podemos hacer un curso para tener coraje, valentía?» No, reza al Espíritu, confía en el Espíritu. El Espíritu nos da la valentía para vivir cristianamente. Pidamos esto, que el Espíritu nos ayude a ir adelante.

Y otra cosa muy bonita es que el Espíritu, el día de Pentecostés, había gente de todas las naciones, de todas las lenguas, de todas las culturas. Y el Espíritu, con esa gente, edificó a la Iglesia. El Espíritu edifica a la Iglesia. ¿Qué cosa quiere decir? Que nos hace a todos iguales. No, todos diferentes, pero con un solo corazón, con el amor que nos une. El Espíritu [Santo] es aquel que nos salva del peligro de hacernos a todos iguales. No, todos somos redimidos, amados por el Padre. Todos, que hemos aprendido de Jesús, pero es el Espíritu quien hace esa cosa que nos pone a todos juntos. Hay una palabra que expresa bien esto: el Espíritu hace la armonía de la Iglesia, cada uno diferente al otro, pero en un clima de armonía.

Queridos hermanos y hermanas, este es el milagro de hoy. Tomar hombres cobardes con miedo y hacerlos valientes. Tomar hombres y mujeres de todas las culturas y hacerlos, hacer una unidad de todos, hacer la Iglesia, tomar a esta gente y no hacerlos iguales. ¿Qué hace el Espíritu? -La última-: «El Espíritu crea armonía».

Ahora cada uno de nosotros, piense cada uno en su vida. Todos necesitamos de la armonía. Todos necesitamos que el Espíritu Santo nos dé armonía en nuestra alma, en la familia, en la ciudad, en el lugar de trabajo. Lo contrario de la armonía es la guerra, es luchar uno contra otro. Y cuando se hace la guerra, cuando se lucha uno contra otro, ¿esto lo hace el Espíritu, sí o no? No. Un poco más fuerte. No. Esto no. El Espíritu hace la armonía. Y con los apóstoles, el día que vino, estaba la Virgen María. Pidámosle a ella que nos dé la gracia del Espíritu Santo, que ella como madre nos enseñe a recibir al Espíritu Santo.

Deja un comentario