Proteger el domingo como día de descanso de los ciudadanos

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30 de agosto de 2014.- El Sr. Obispo de Santander, Mons. D. Vicente Jiménez Zamora, ha pedido en una Carta pastoral que se preserve el domingo para que “sea un día de descanso” y no se convierta en “un día laborable” por las presiones comerciales. 

Carta de Mons. D. Vicente Jiménez Zamora, Obispo de Santander: La santificación del domingo

Mons. Jiménez indica que santificar el domingo y los días de fiesta, “nos exige un esfuerzo común”. A pesar de las “presiones económicas, políticas y de la liberación de horarios comerciales”, los poderes públicos “deben asegurar a los ciudadanos” un tiempo destinado al descanso, porque el hombre no está hecho “sólo para trabajar, sino también para descansar”, remacha.

En esta línea apunta que este día propicia “un verdadero servicio para el bienestar de la sociedad”, porque es un “signo de resistencia” a que el hombre “sea totalmente acaparado” por el mundo del trabajo.

Por eso Mons. Jiménez recuerda que los cristianos, en los países de tradición cristiana como España, “reclamamos la protección estatal y de las instituciones públicas del domingo”. Todos debemos colaborar en el “respiro” de la Creación, apostilla.

En su escrito también menciona que el domingo es “una de las primeras y más antiguas” instituciones cristianas porque “su origen está en la resurrección del Señor” en el primer día de la semana judía.

Mentalidad economicista

Mons. Jiménez considera que una mentalidad que “reduce al hombre a pura “economía” se puede preguntar: “¿Cuánto nos cuesta el domingo?” Esta pregunta -agrega- es ya, en sí misma, “un ataque decisivo” a esta jornada de descanso, pues el domingo es precisamente, domingo, porque “no cuesta nada y no aporta nada en sentido económico”. Tiene el “valor de la gratuidad”, que es “fundamental” en la vida; ya que “lo que más vale siempre es gratuito”, precisa.

El obispo de Santander considera que actualmente, en los mismos países en los que las leyes establecen el carácter festivo del domingo, la evolución de las condiciones sociales y económicas “ha terminado por modificar profundamente” los comportamientos colectivos y la misma fisonomía del domingo.

Santificar el Domingo

En su Carta pastoral, el obispo recuerda el origen y el sentido que tiene la tradición de santificar el domingo, sobre todo, con “la participación en la Eucaristía” y con un descanso “lleno de alegría cristiana, de fraternidad y de vida de familia”. El tiempo ofrecido a Dios -precisa- “nunca es un tiempo perdido”, sino más bien “ganado para la humanización profunda de nuestras relaciones humanas y de nuestra vida”.

Mons. Jiménez lamenta que cuando el domingo “pierde su significado originario” y se reduce a un “puro “fin de semana”, sucede que el hombre queda “encerrado” en un horizonte “tan estrecho” que no le permite ya ver el “cielo”. Entonces, “aunque vestido de fiesta, interiormente es incapaz de “hacer fiesta”.

Finalmente, en su Escrito pastoral titulado “La santificación del Domingo”, recuerda que el precepto dominical de la participación en la Eucaristía y del descanso que nos pide la Iglesia, “favorece el cultivo de los fines religiosos, espirituales y humanos del domingo”.

(Diócesis de Santander)

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